Fundamentación filosófica de la actividad del profesional del diseño en el contexto histórico de los inicios del siglo XXI (I).

 

Philosophical foundation of the activity of the design professional in the historical context of the beginning of the 21st century (I).


MSc. Héctor S. Miranda Valladares

hmiranda@isdi.co.cu

ORCID: 0000-0003-0394-718X 

Instituto Superior de Diseño

Universidad de La Habana

Cuba

 

Autor para la correspondencia

 

MSc. Carmen M. Vilela Fleites

vilelacarmen17@gmail.com

ORCID: 0000 0002 8493 5756

Instituto Superior de Diseño

Universidad de La Habana

Cuba

 

Lic. Kira Fernández de Torner

kdetorner@gmail.com

ORCID: 0000-0002-1668-5927

Instituto Superior de Diseño

Universidad de La Habana

Cuba

 


RESUMEN

La existencia de un mundo hegemónico en decadencia y la necesidad de su transformación en un mundo multipolar en los inicios del siglo xxi, junto a la Tercera y Cuarta revoluciones industriales imponen a la humanidad grandes retos. El Diseño, como antesala de la innovación en la producción de productos, que impactan las condiciones materiales y espirituales de la vida cotidiana, contribuye de manera significativa en la formación de sentidos de vida del nuevo sujeto social, capaz de asumir el protagonismo que el momento exige, o su reverso. Es aquí donde la concepción filosófica de la actividad del profesional del diseño adquiere gran significación. Acercarnos a esa problemática es el objetivo esencial de este artículo.


ABSTRACT

The existence of a hegemonic world in decline and the need for its transformation into a multipolar world at the beginning of the 21st century, together with the Third and Fourth industrial revolutions, impose great challenges on humanity. Design, as a prelude to innovation in the production of products that impact the material and spiritual conditions of daily life, contributes significantly to the formation of meanings of life of the new social subject, capable of assuming the leading role that the moment demands, or its reverse. It is here where the philosophical conception of the activity of the design professional acquires great significance. Approaching this problem is the essential objective of this article.

 


 

Palabras claves:

Filosofía

sentido de vida

actividad humana

profesional del diseño

sujeto social

 

Keywords:

Philosophy meaning of life

human activity

design professional social subject.



 


Introducción

En pleno siglo xxi hay quienes se cuestionan el valor terrenal de la filosofía. Piensan que su estudio es una pérdida de tiempo y que resultan lecturas aburridas y muy extensas. Algunos abogan por eliminarla de los proyectos curriculares en las universidades o reducirle al mínimo su fondo de tiempo.

A contraparte de estos criterios, no son pocos los que reflexionan sobre la importancia del conocimiento filosófico en la formación de un nuevo sujeto social donde los profesionales y, en especial, el profesional del diseño, desempeñan un rol significativo. El objetivo de este artículo es ofrecer una fundamentación filosófica de la actividad del profesional del diseño en el contexto histórico de los inicios del siglo xxi. Por la complejidad del tema, el artículo será estructurado en dos partes.

DESARROLLO

El cuestionamiento sobre la utilidad práctica de la filosofía en los momentos actuales, cuando tanto la necesita la humanidad, es expresión de que no siempre ha estado en buenas manos por incapacidades, limitaciones teóricas de sus autores, por someterse a intereses de clases reaccionarias, o por no comprenderse el verdadero alcance que ha tenido en cada momento trascendental de la historia de la humanidad.

A lo largo de su desarrollo histórico, la filosofía por su carácter clasista, ha asumido concepciones revolucionarias, pero también reaccionarias y dogmáticas, que han condicionado la actividad de los seres humanos.

Cuando la clase que la elabora es revolucionaria, la filosofía es revolucionaria.  Cuando responde a los intereses de una clase devenida reaccionaria cae en posiciones reaccionarias y dogmáticas. Aunque se ha dado el caso que, estando en manos de la clase revolucionaria, ha caído en posiciones dogmáticas, como la historia reciente lo ha demostrado, ocasionando retrocesos históricos lamentables, como la desaparición de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y los países socialistas de Europa Oriental, aunque no fue la única causa de estos acontecimientos. Los procesos son multicausales y muy complejos, donde la filosofía tiene mucho que decir y fundamentar.

El momento histórico que nos ha tocado vivir se caracteriza por serios problemas globales, regionales, nacionales y locales, caracterizados por su nivel de complejidad, que ponen en peligro la existencia de la humanidad. Existen fuerzas retrógradas, que se empeñan en defender intereses de clases reaccionarias —de manera abierta o solapada—, desconociendo los peligros a los que se enfrenta la humanidad. Para ello manipulan la mente de los seres humanos mediante las redes sociales, las campañas de “bien público”, las marcas de los productos, la propaganda, las películas, los seriales, las novelas, las imágenes de promoción comercial y todos los medios que puedan cumplir esta función.

Carlos Marx en un análisis sobre la filosofía que le antecedió, escribió en su tesis 11 sobre Feuerbach:

“Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. (Marx C. , 1973, pág. 10)

Tanto en su concepción revolucionaria como reaccionaria y dogmática, la filosofía ha demostrado su validez para la actividad práctica de los seres humanos, acorde a sus intereses, tanto en sus dimensiones: práctica, gnoseológica, axiológica y comunicativa como en sus formas de manifestarse: política, económica, jurídica, moral y bioética, estética, ecológica, científica y religiosa, tiene su concreción más esencial en la defensa de los intereses de las clases sociales dominantes o dominadas.

¿Se mantiene esta validez en el mundo de hoy? ¿Nos es necesaria la filosofía?

Comencemos por precisar ¿Qué es la filosofía?

En un primer acercamiento al tema, podemos señalar que en su esencia:

1.        Es una concepción general del mundo, que se forma en las condiciones reales de vida, materiales y espirituales de la vida cotidiana de los seres humanos y que teóricamente busca dar una explicación racional de este.

2.       Es un sentido y una concepción sobre la vida, la sociedad y la naturaleza en su interrelación dialéctica.

3.       Tiene en cuenta los estados de ánimo, de opiniones, los sentimientos, los valores, las valoraciones, las convicciones y principios que determinan la conducta de los sujetos sociales (seres humanos históricamente condicionados), en sus relaciones entre sí, con la sociedad y con la naturaleza con la que interactúa.

4.      Con el desarrollo histórico de la sociedad, de la cultura de los pueblos, de la ciencia, la tecnología y la innovación, va adquiriendo niveles mayores de profundidad y universalidad y en consecuencia una mayor significación para la actividad humana. La filosofía se convierte en un saber de segundo orden, impactada enormemente en estos momentos por la 3ra y 4ta Revolución Industrial, que contribuyen a la formación de un nuevo cuadro científico tecnológico del mundo.

Los sujetos sociales en las condiciones reales de su vida cotidiana, materiales y espirituales, construyen sentidos de vida. En este escenario es donde se van formando los conocimientos sensoriales (sensaciones, percepciones y representaciones), los sentimientos, las emociones, los valores, las valoraciones, las maneras de pensar, las voluntades, la memoria, las que, vinculadas estrechamente a los intereses individuales en una relación dialéctica contradictoria con los intereses sociales, forman en su conjunto una concepción del mundo, que condiciona y direcciona la conducta de los sujetos sociales.

Este momento de formación sensorial de la concepción del mundo, es al que el filósofo italiano Antonio Gramsci denominó “La filosofía de los no filósofos”, escrito en sus Cuadernos de la Cárcel y que valora el filósofo cubano Jorge Luis Acanda en “Traducir Gramsci”, cuando escribe:

“[…] todos los hombres son filósofos” y definir los límites y los caracteres de esta “filosofía espontánea”, propia de “todo el mundo”, esto es, de la filosofía que se haya contenida: 1) en el lenguaje mismo que es un conjunto de nociones y conceptos determinados y no simplemente de palabras vaciadas de contenidos; 2) en el sentido común y en el buen sentido; 3) en la religión popular y por consiguiente, en todo el sistema de creencias, supersticiones, opiniones, maneras de ver y de obrar que se manifiesta en lo que se llama generalmente “folklore””. (Acanda, 2007, pág. 148).

Aunque Gramsci y José Martí no coincidieron temporalmente esta idea se refleja en el ideario martiano cuando escribe:

“La Filosofía no es precisamente una ciencia: es una potencia, es una condición del ser humano, es una fuerza” (Martí Pérez, 1997, pág. 117)

 

Este momento de formación del conocimiento sensorial, ofrece un conocimiento espontáneo y fenoménico del mundo con el que interactúa el sujeto social que, al impactar sus sentimientos y emociones, forman las convicciones que afianzan y fortalecen la asunción de una determinada concepción del mundo, que direcciona su conducta, su actividad práctica social, en una relación dialéctica entre sus intereses individuales y sociales. Se debe considerar que este proceso ocurre en un escenario social, marcado por un cambio de época histórica en extremo complicado, complejo, peligroso y con infinitud de incertidumbres por desentrañar. 

En la actualidad sobresale el conocimiento sensorial en la formación de la psicología social, por el uso que le dan por las clases dominantes reaccionarias, aprovechando el desarrollo de las ciencias y las tecnologías, sobre todo de las informáticas. Estas junto a las ciencias sociales, naturales y las innovaciones, constituyen fundamentos esenciales para la construcción de sentidos de vida y la posibilidad de manipular los sentimientos y emociones de los sujetos sociales, para mantener su dominación, valiéndose de las posverdades y las Fake News, que demuestran los antivalores de los que son portadores sus protagonistas.

¿Qué papel desempeña el profesional del diseño en este proceso?

La respuesta a esta pregunta nos lleva a fundamentar desde la filosofía, en una primera aproximación, a la actividad del profesional del diseño.

El Dr. C. Sergio Luis Peña define el Diseño como:

“[…] una actividad profesional que tiene como objetivo la concepción de productos, para que cumplan una finalidad útil, puedan ser producidos, y se garanticen su distribución, circulación y consumo”. (Peña Martínez, 2015)

Y a continuación fundamenta los cuatro sentidos en el que se debe desarrollar.

• “Sensaciones: donde se enfoca el Diseño con Sentido desde lo sensorial y perceptivo, considerando los componentes fisiológicos y neurológicos del ser humano”.

• “Sentimientos: abordando Diseño con Sentido como Diseño con implicación afectiva, involucrando aspectos psicológicos, sociológicos, cognitivos, culturales”.

• “Lógica: con una interpretación de Diseño con Sentido como una actividad racional con visión de sostenibilidad, coherente, contextualizada y pertinente de la profesión”.

• “Orientación: Diseño con Sentido desde un sistema de valores que garantice una postura comprometida con el ser humano, la sociedad y el entorno”. (Peña Martínez, Diseño con Sentido, 2015)

Tanto en la conceptualización como en los cuatro sentidos en el que se desarrolla el diseño, subyace el fundamento filosófico de la actividad del profesional del diseño, pues todo diseño está sustentado en una concepción filosófica determinada por el cuadro científico tecnológico en que se produce; por los intereses que se asuman como los individuales, los familiares, los colectivos, los del grupo o la clase social a la que se pertenece o se desea pertenecer; a los intereses del cliente para el cual trabaja; a los intereses del mercado, así como al escenario cultural en el que se desarrolla dicho profesional del diseño, entre otros.

Esta concepción filosófica puede ser revolucionaria o reaccionaria, de acuerdo con los intereses de la clase social que defienda el profesional del diseño a la hora de realizar su obra, con la que contribuye a la formación de sentidos de vida en los sujetos sociales en su relación con la sociedad y con la parte de la naturaleza con la que interactúa.

El desarrollo de las ciencias informáticas, la psicología, otras ciencias sociales y de las ciencias naturales como la neurología, influyen en la formación de sentidos de vida y de cualidades enajenantes o no, en los sujetos sociales. Siguiendo la lógica de Antonio Gramsci, filósofo italiano y dirigente del Partido Comunista de su país, (1891-1937), que muere en la cárcel del fascismo italiano encabezado por Benito Mussolini, el filósofo cubano Jorge Luis Acanda hace un estudio de sus Cuadernos de la Cárcel, de donde retoma que, así como existe “el buen sentido”, también existe el mal sentido de vida. (Acanda, Traducir Gramsci, 2007) Estos procesos los aprovechan los centros de poder capitalista para formar un sujeto social enajenado, que responda a sus intereses en detrimento de la vida en el planeta. Aunque es lícito plantear que el propio capitalista es un sujeto social enajenado.

En su artículo “Sembrando Diseño”, el Dr. C. Sergio Peña refiere:

“[…] el Diseño es una actividad única e integradora que no debe medirse por las cosas que abarca, puesto que son infinitas, ni por las soluciones que da y el modo en que lo hace porque son tan diferentes como cada necesidad, sino por su enfoque del comportamiento humano […] el sentido del Diseño está en la definición y solución de problemas de manera coherente con el comportamiento humano, en su interrelación con la sociedad y el mundo material que lo rodea”. (Peña Martínez S. L., 2014)

Siguiendo esta línea de pensamiento, es también un hecho, la formación de un sujeto social que a nivel global está cada día protagonizando una lucha por un futuro de inclusión y justicia social para todos y en defensa de la naturaleza con la que interactúa y de la que forma parte. En este proceso el profesional del diseño tiene un protagonismo significativo. El propio autor que acabamos de referir, escribió:

“Los cambios en los patrones de vida de nuestra gente tienen que ser para mejor, con una mayor valoración de lo intangible, menos materialidad y más espiritualidad; pasión por la excelencia, cultura de la calidad y el detalle; en un entorno socio económico exigente, pero donde la prioridad esté en el hombre, en la sociedad y lo colectivo”. (Peña Martínez S. L., 2014)

A lo que podría añadirse la pasión por defender las condiciones naturales que hacen posible la vida en el planeta.

Por lo tanto, ni el profesional del diseño, ni ningún profesional, ni ningún ser humano puede asumir una posición neutral, esta favorecería a las clases dominantes explotadoras, que hoy contribuyen a un proceso de destrucción de la naturaleza nunca antes vivido por la humanidad y donde está en juego la vida en el planeta.

Estamos viviendo una época de acelerados cambios en diferentes esferas sociales, a una velocidad inusitada, que están demostrando la necesidad de un cambio de época. Un parto doloroso, necesario e inevitable, con nuevos sujetos sociales, que pueden ser excluidos y altamente enajenados, o portadores de una esperanzadora visión de futuro, de un mundo multipolar, de inclusión y de justicia social, donde prime la solidaridad entre los pueblos. Pero este propósito tiene que enfrentar grandes retos, en un escenario de muchas incertidumbres, no solo políticas y económicas, sino también científicas y tecnológicas, donde la universidad como institución formadora, debe desempeñar un papel protagónico, junto a otras instituciones, sectores y organizaciones sociales.

Aquí el profesional del diseño debe ocupar su lugar en la primera línea de combate. Enfrentar y desenmascarar las Guerras Culturales, los Golpes Suaves, las llamadas Revoluciones de Colores, los impactos negativos de la Sociedad de Consumo, el Modelo Neoliberal, que pretende destruir las culturas nacionales y con ello las identidades culturales para socavar la soberanía de las naciones e imponer una cultura “universal”, la norteamericana, para garantizar su posición hegemónica.

Todas estas acciones las justifican señalando que están por “la defensa de los derechos humanos”, por la “democracia”, por su “Seguridad Nacional” donde ponen a prueba su poderío militar. Fomentan movimientos terroristas y ejércitos de mercenarios en defensa de sus intereses hegemónicos, en detrimento de los ecosistemas naturales y sociales, donde encontramos la biodiversidad.

Ante este contexto cabría preguntarse.

¿Para qué le sirve la filosofía al ser humano y en especial al profesional del diseño?

La profesión del diseño surgida a partir de la Segunda Guerra Mundial, según señalan algunos de sus profesionales, ha sido y sigue siendo impactada por el contexto social en el que se desarrolla. El diseño se ha convertido en una profesión altamente cotizada, encumbrada y atrapada —en su gran mayoría— en el escenario de la Sociedad de Consumo de los países altamente desarrollados y de otros menos desarrollados, a los que les ha aportado valiosos servicios. Sin embargo, a su vez la ha condicionado a cumplir determinadas funciones, algunas muy positivas y prometedoras, otras de espalda a los graves problemas que vive la humanidad y donde no todos los diseñadores corren la misma suerte.

Estos procesos acelerados de cambios que está sufriendo la sociedad y los sujetos sociales que la integran, por el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación tecnológica y social, impactan directamente al Diseño como antesala de la innovación, acrecentando su protagonismo en la formación de sentidos de vida.

Joan Acosta, diseñador preocupado por estas cuestiones escribió:

“En efecto, la crisis actual del diseño, tal como voy advirtiendo desde hace unos años, se define con estas tres constataciones interrelacionadas: tenemos demasiada tecnología, poca metodología y cero filosofía. La ecuación debería invertirse. Si en la base de la pirámide ponemos la filosofía, la tecnología pasaría arriba, en la parte donde culmina la ejecución, y esta sería la expresión correcta, el planteamiento pertinente. Serán las bases epistemológicas las que inducirán la metodología y esta, para realizarse, recurriría entonces a la tecnología adecuada en cada caso. La filosofía influye en el modo de concebir y la metodología es influenciada por la tecnología. Ese es el orden”. (Acosta, 2010)

He aquí la demostración de la terrenalidad de la filosofía y lo es a tal punto, que no es que no exista un fundamento filosófico en lo que se hace, como afirma el autor, sino que es un fundamento filosófico que en función de intereses de la clase dominante potencializa sus intereses individuales, que se concretan en el mercado y la ganancia, por encima de los de la sociedad y de la relación de esta con las condiciones naturales que garantizan la vida en el planeta.

Como correctamente escribe el autor: “La filosofía influye en el modo de concebir…” pero es necesario saber de qué filosofía se trata, pues ni el positivismo, ni el neopositivismo, ni el pragmatismo, ni otras corrientes filosóficas, representantes del pensamiento burgués son concepciones pertinentes para dar fundamento a la actividad del profesional del diseño, ni de ningún profesional que pretenda estar en línea con la solución de los graves problemas existentes. Para ello se requiere contribuir a la formación de un nuevo sujeto social, a contracorriente del que ha venido y continúa formando el capitalismo transnacional, apoyado en la sociedad de consumo, en la industria cultural, en el desarrollo de la informática con todas sus redes sociales, unido a otras muchas variables que intervienen en este proceso complejo y a la vez retrógrado y donde la variable esencial es potencializar los intereses individuales frente a los intereses sociales.

La jerarquización de los intereses individuales sobre los sociales tiene sus orígenes en la etapa histórica de descomposición de la comunidad primitiva, con el proceso de apropiación sistemática del excedente de la producción por personas que comenzaron a sobresalir como los jefes de tribus, los brujos y destacados guerreros, entre otros. Este proceso de apropiación dio lugar al surgimiento de la propiedad privada y a las clases sociales y con ellas a tres tipos de sociedades clasistas que han existido a lo largo de la historia de la humanidad: el esclavismo, el feudalismo y el capitalismo, los cuales han tenido como fundamento el protagonismo de los intereses individuales sobre los sociales. Alrededor de veintiocho siglos de historia de civilización humana, se han caracterizado por la explotación del hombre por el hombre, y la formación de sujetos sociales enajenados, que hoy estamos obligados a remontar, ante los peligros mortales que nos acechan, devenidos en retos que tenemos todos que resolver en un tiempo extremadamente corto. (Dierckxsens, 2013)

Cada cambio de época histórica ha requerido de siglos para lograr establecer y consolidar las nuevas relaciones sociales de producción, la formación de un nuevo sujeto social, portador de una nueva mentalidad y modo de actuación. El problema hoy es que estos cambios, por un lado, se están dando en un escenario de decadencia del mundo hegemónico y unipolar del capitalismo, constructor de ecosistemas destruidos. Esto ocurre a la par del desarrollo de la 3ra y 4ta Revolución Industrial o Científico-Técnicas, cuyos adelantos y aplicaciones en dependencia de las manos en las que se encuentren, pueden contribuir de manera inédita a la destrucción de las condiciones naturales de vida en el planeta y con ello a la destrucción de la biodiversidad, proceso ya en desarrollo.

Es tal la profundidad y velocidad de los cambios, que resulta difícil predecir sus futuras consecuencias. Se vive un cambio de época caracterizado por constantes procesos de cambios, que originan a su vez infinitud de incertidumbres y donde el elemento fundamental está en los valores que asumamos y la responsabilidad con que lo hagamos.

¿Podrá la humanidad con las potencialidades cada día mayores de la ciencia, la tecnología y las innovaciones enfrentar con éxito estos retos?

¿Cómo es y será su impacto sobre la actividad del profesional del diseño?

¿Supera la filosofía este plano de concepción sensorial del mundo, donde todo ser humano es un “filósofo”?

Sobre la filosofía como un Saber de Segundo Orden frente a un nuevo cuadro científico y tecnológico del mundo y su relación con el profesional del diseño, dedicará su espacio la segunda parte de este artículo.

Conclusiones:

En pleno siglo xxi y ante el escenario de un cambio de época histórica de gran complejidad, graves peligros e infinitud de incertidumbres para la subsistencia de muchas especies vivientes en nuestro planeta, entre ellas la humana, y los inusitados descubrimientos científicos, los adelantos de la tecnología y las constantes innovaciones, solo existe un camino: eliminar la irracionalidad del uso de la naturaleza con la que interactúa el ser humano y establecer una sociedad de inclusión y máxima justicia social. En esta inmensa y responsable tarea tiene el profesional del diseño una labor protagónica que desempeñar.

 

Referencias bibliográficas:

Acanda, J. L. (2007). Traducir Gramsci. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales. p. 148.

Acosta, J. (2010). Tres reflexiones sobre el diseño. En: www.dircomsocial.com/.../tres-reflexiones-sobre-diseño- .

Dierckxsens, Wim. (2013). La transición hacia una nueva civilización. La Habana. Casa Editora Abril. p. 14-22

Martí, J. (1997). Martí en la Univ. La Habana: Editorial Felix Varela. p. 117.

Marx, C. (1973). Tesis sobre Feuerbach. Moscú: Editorial Progreso. Obras Escogidas 3 tomos, el Tomo I. pág.10.

Peña, S. L. (2014) Sembrando Diseño, En: http://www.cubadebate.cu/opinion/2014/10/08/sembrando-diseno/

Peña, S. L. (2015). Diseño con sentido. En Revista de la Universidad Cubana de Diseño A3manos. La Habana. pp. 28 y 34.

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